La caja |
El juego de esta semana no es «nuevo», desde el punto de vista de haber salido de la imprenta hace menos de un mes o un año. Este juego data del 2015 (según mi caja), por lo que ni es nuevo de recién horneado pero tampoco viejo como lo era nuestra anterior invitado. Por lo que lo considero relativamente nuevo.
En fin, vamos al turrón.
TEMÁTICA
Los «Constructores: Edad Media» es un juego de cartas de gestión de recursos. En el, los jugadores deberán usar sabiamente sus recursos económicos y contratar a los trabajadores mejor capacitados para llegar a levantar los mejores edificios que le permitan llegar el primero a diecisiete puntos y amasar una pequeña fortuna.
Se trata de un juego francés de la casa AsmOdee. De dos a cuatro jugadores a partir de diez años y con una duración de partida de unos treinta minutos.
Como decíamos, se trata de un juego de gestión de recursos. Por lo tanto, es muy importante elegir correctamente las edificaciones a construir, si no también, a los curris que nos permitan levantarlas invirtiendo la menor cantidad posible de dinero. Para ello, podremos construir máquinas que nos darán recursos, pero a cambio, su construcción nos costará dinero por lo que podemos tardar un poco en rentabilizarlas, contratar obreros y obtener dinero de cada construcción completada, además de puntos de victoria.
LOS MATERIALES
Como suele ser común en mis entradas, os hablaré de los materiales de este juego. Para comenzar tenemos la caja, que es completamente metálica y no es muy grande, por lo que nos entra tranquilamente en una bandolera, bolso, mochila e incluso bolsillo si tenéis una chaqueta con un bolsillo mínimamente generoso, pues no en vano la caja no mide más de 12,5x12,5x4 cm. Cuenta con una tapa con el dibujo en relieve lo que le da un toque más interesante y está completamente serigrafiada.
Dentro de la caja, encontramos dos bloques de cartas, las monedas, un dado y un cuadernillo de instrucciones de muy fácil lectura.
El manual de instrucciones tiene un tamaño de 11x11cm, viene completamente a color con un tamaño de letra de aproximadamente ocho puntos. Está completamente ilustrado, por lo que las reglas son muy fáciles de seguir, comprender y consultar. Todo lo que necesitamos en tan solo ocho páginas.
Monedas |
Las monedas son de un plástico decente, sin ser muy grueso, que permite su manipulación con facilidad y sin ocupar demasiado espacio. Son del tamaño de una moneda de veinte céntimos de euro, pero con el aspecto de las monedas acuñadas a mano, ya que no son totalmente redondas. Tienen un único dibujo: Un compás, como recordatorio del verdadero símbolo de los constructores medievales: Los masones.
Las cartas, por contra, son de un cartón fino, liviano. Con unas medidas de 6,3x8,9cm y 8,9x8,9, lo más destacable de ellas son su textura, que les da un toque rugoso y sus ilustraciones que no podían ser más acertadas. En este punto tenemos que destacar dos tipos de cartas diferentes: Las cartas de trabajador y las cartas de construcción.
Las cartas de trabajador:
Trabajadores |
En la imagen tenéis los cuatro tipos de trabajadores que hay. El aprendiz, el peón, el artesano y el capataz. Cada uno de ellos está representado por una figura estándar, básicamente son el mismo diseño, pero les cambia la ropa, el pelo, la barba e incluso, en el caso de los aprendices, el sexo del personaje. Esto le da variedad estilística a los diseños de los personajes, consiguiendo que no haya dos iguales salvo en los rasgos básicos corporales: cara, cuerpo, brazos y piernas. Las cartas son a color todas ellas y vienen a doble cara, representando el mismo personaje en ambas caras. De ese modo no tenemos que preocuparnos de si las cartas están del derecho o del revés.
Las cartas de construcción:
Edificaciones |
De un tamaño mayor, estas cartas presentan el mismo acabado que las cartas de trabajador. La diferencia más clara, además del tamaño, la tenemos en sus ilustraciones. Aquí no nos presentan a los trabajadores, si no, que en una cara tenemos la construcción a edificar y los materiales que nos cuesta levantarla, los puntos de victoria que nos dará y las monedas que nos reportará su finalización y, por el otro, la edificación ya terminada con el número de puntos de victoria que nos otorga. Tenemos una gran diversidad de construcciones: Desde un puente hasta una catedral, siendo esta última el gran logro del juego, pues no es solo la más cara de construir, si no que además, es la que más puntos de victoria da así como monedas.
A continuación os pongo una imagen con los tres elementos más a disposición de los jugadores:
Monedas, dado y carta de jugador inicial |
La siguiente imagen, muestra las monedas, junto con el dado y una carta extra. Esta carta es la que indica qué jugador tiene la iniciativa, o lo que es lo mismo en este juego, el turno. Como se puede ver, el dado es un D6, para todos aquellos que no estáis familiarizados con la jerga, significa que es un dado de seis caras. En este caso uno normal y corriente, con los lados redondeados y las esquinas achaflanadas.
Las reglas
Pasemos, pues sin dilación, a las reglas de este juego.
El juego se desarrolla por turnos, en cada turno, los jugadores dispondrán de tres acciones con las que poder adquirir construcciones, trabajadores, máquinas de construcción y/o contratar obreros. El objetivo es conseguir diecisiete puntos y tener el mayor número de dinero en su poder.
Al principio de la partida, se reparte de forma aleatoria un aprendiz a cada jugador. El resto se baraja con los demás y se colocan cinco sobre la mesa. Con el mazo de edificaciones, se baraja —nosotros preferimos dejar los materiales necesarios ocultos en el mazo de robo—, y tras barajar se reparten cinco sobre la mesa con los costes hacia arriba. Además, se reparten cinco monedas de plata (grises) y una dorada (oro), para un total de diez monedas. Así, las plateadas valen uno y las doradas cinco.
Se tira el dado y el que obtenga el resultado mayor comienza.
Mesa colocada |
Como ya comenté, en el turno el jugador dispone de tres acciones. Coger una carta de las que están sobre la mesa cuesta una acción, pero colocar un trabajador sobre una construcción que hayas elegido tiene un coste variable en puntos de acción:
Si solo subes un trabajador te cuesta una acción más el número de monedas que ese trabajador tenga asignado en su carta, pero si subes dos a la misma construcción, ese movimiento te cuesta tres acciones además del coste de cada trabajador. Esto da igual si se hace al mismo tiempo o como parte del uso de la tercera acción. De hecho, si subimos un trabajador, elegimos otra construcción y queremos subir a un segundo trabajador a la misma construcción en la que hemos empleado nuestra primera acción, no nos contaría como tres acciones, si no como cuatro. Por lo que, además del coste del trabajador, deberemos pagar cinco monedas.
Debido a esto, cada vez que sobrepasemos el número máximo de acciones permitidas, nos va a costar mucho más dinero.
Podemos, también, pasar el turno y por cada acción que nos haya sobrado nos darán entre una y seis monedas.
No podremos cambiar un trabajador de construcción una vez haya sido asignado, quedando libre para otra construcción cuando en la que esta esté terminada.
Dos obreros subidos a una construcción |
Los obreros tienen diferentes categorías, que afecta al coste que tiene subirlos a una construcción así como el número de materiales que nos otorgan. Las categorías son:
Aprendiz: El más básico, cuesta dos monedas y da entre uno y tres recursos de poca cantidad por recurso.
Peón: Trabajador más avanzado, de tres monedas de coste, da dos recursos, pero entre una y dos barras por recurso.
Artesano: Un experto trabajador. Cuesta cuatro monedas y nos puede dar hasta cuatro recursos. El número de barras va desde uno a tres barras.
Capataz: El jefe. El patrón. El mandamás de la obra. Cuesta cinco monedas y es el que más barras por recurso da, llegando a dar siempre cinco recursos repartido en tres y dos barras por recurso. Pero solo en dos recursos.
Los recursos que hay son: Madera, piedra, tecnología y teja. Para poder construir una edificación y terminarla, es necesario colocar tantos trabajadores que otorguen el número de barras requerido por la construcción. En la imagen de arriba, la porqueriza, requiere dos barras de madera, dos de tecnología y dos de teja, como mínimo. Siempre podemos pasarnos. Ese recurso extra se pierde.
Cuando se haya construido la porqueriza nos otorgará doce monedas y tres puntos de victoria.
Y poco más tiene el juego, como podéis ver es sencillo y rápido de jugar. Es muy divertido porque, no gana únicamente el primero en llegar a diecisiete puntos, de hecho esta cantidad de puntos de victoria simplemente da el final de la partida y lo da en función de quién haya empezado, debiendo acabar una ronda entera si es el jugador inicial el que consigue los diecisiete puntos. ¡Esto significa que estos jugadores pueden llegar a su vez a diecisiete puntos! Y entonces deciden las monedas. Por cada diez monedas se obtiene un punto de victoria adicional. ¡Así que el llegar a diecisiete puede no ser suficiente si llegas muy pelado!
¡Diecisiete puntos de victoria! |
Nada más esta semana, la que viene os presentaré un juego que, en mi casa al menos, es un clásico.
¡No os lo perdáis!
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